La guardia de Securitas, Lisa Chow, nos comparte su experiencia sobre la seguridad en el mundo real y cómo la vigilancia constante ayuda a proteger a los clientes y a mantener todo en orden.
De joven, Lisa quería ser como Tasha Yar, la guardia de seguridad de Star Trek: La Nueva Generación. Admiraba su fuerza, habilidad y confianza, características que la hacían capaz de proteger a los demás ante cualquier desafío.
Después de más de dos décadas, Lisa se convirtió en guardia de seguridad, pero no para la Flota Estelar. En lugar de enfrentar naves enemigas, sus responsabilidades son más parecidas a las de revisar el "núcleo de curvatura" o el "transportador" para asegurar que todo funcione sin problemas y de forma segura.
¿Suena aburrido? Para nada, especialmente cuando estás activamente alerta, entrenando tus sentidos para detectar posibles problemas, a veces incluso antes de que se vean como tales.
Lisa es guardia de mobile de Securitas en el sur de California, y a continuación, nos da un vistazo a su mundo.
Una puerta abierta invita al peligro
El turno de Lisa comienza en la planta de fabricación que protege. Tiene 10 puntos de control en el exterior y 40 zonas en el interior. Todas las puertas exteriores del edificio deben permanecer cerradas y los empleados solo pueden entrar con credenciales de acceso. Ambos lados del edificio y los patios traseros también deben estar seguros, con acceso restringido para mantener a los intrusos fuera.
Una noche, Lisa notó algo inusual: un tope mantenía la puerta del vestíbulo entreabierta. Después de que todo el personal administrativo y los ejecutivos se han ido, la puerta debería estar completamente cerrada y asegurada. Una puerta abierta podría significar que alguien que no debería estar ya se encuentra dentro.
Para investigar la posible amenaza, Lisa revisa el vestíbulo, buscando intrusos o cualquier persona que no debería tener acceso. Con casi siete años asegurando esta instalación, conoce perfectamente quién debe estar dónde y cuándo. No encontró a nadie.
Luego, revisa las puertas de las oficinas, salas de conferencias, el elevador, las bodegas y los cuartos de equipo. Todo estaba en orden. Resultó que uno de los contratistas había estado trabajando en el vestíbulo antes de su turno y dejó la puerta abierta para no quedarse fuera. Después de quitar el tope y cerrar la puerta, Lisa redacta un informe de incidente que se envía al cliente y al gerente de las instalaciones.
Una luz roja: ¡Alerta!
Lisa sigue con su recorrido. Todo va bien, hasta que ve una luz roja en una máquina llamada "oxidante térmico". ¡Esto es urgente! Si no se arregla rápido, la empresa podría contaminar el aire y tener que pagar multas muy caras.
El oxidante térmico es como un "limpiador" que transforma algo llamado metanol (que se usa en el horno de la fábrica) en oxígeno antes de que salga al aire. Si hay una luz roja, casi siempre significa que el fuego está apagado, que la presión del aire está muy baja o que la temperatura es muy alta. Lisa busca al jefe de producción o al supervisor para que revisen si pueden hacer que la máquina funcione normal otra vez. Si no, los técnicos de mantenimiento tienen que intervenir o dejan de usar el horno hasta que el problema se resuelva. Con este plan, nos aseguramos de que el metanol que sale al aire sea mínimo y por muy poco tiempo, para cumplir con las reglas de limpieza del aire.
Controles ambientales: temperatura y almacenamiento de inventario.
Ahora, Lisa se dirige al centro de datos de la instalación, donde revisa la temperatura cada hora. Las lecturas muestran 22 grados Celsius y 50% de humedad. La humedad es un poco alta, pero el deshumidificador está activo y funcionando, así que no hay de qué preocuparse por ahora.
Siguiente parada: la bodega. Lisa nota que el refrigerador de inventario está ligeramente abierto. Esto no es bueno. El contenido son materiales perecederos usados en la fabricación. Si se echan a perder, habrá que desecharlos, lo que significa una pérdida de producto y dinero. Peor aún, si se usaran materiales en mal estado, podría suponer un grave riesgo de seguridad y consecuencias legales para la empresa.
Lisa revisa el interior del refrigerador en busca de empleados y, al no encontrar a nadie, lo cierra por completo y se asegura de que esté bien sellado. Si lo encuentra abierto más de una vez en un día, lo reporta al líder de producción o al supervisor para que puedan recordar al equipo que sea diligente y lo cierre completamente después de usarlo.
A Lisa todavía le quedan muchos puntos de control antes de que termine su turno. Pero ya ha abordado varios problemas que fácilmente podrían haber pasado desapercibidos. Ese es su trabajo: detectar las cosas "pequeñas" antes de que se conviertan en grandes problemas.
La seguridad no es ciencia ficción. Es real y es humano.
Aunque su trabajo no requiere un combate cuerpo a cuerpo con invasores alienígenas o rastrear amenazas intergalácticas como Tasha Yar, sí exige el mismo nivel de vigilancia, instinto y compromiso para mantener a las personas y las propiedades seguras aquí en la Tierra, en California.
Y honestamente, Lisa prefiere verificar, estar atenta e informar que pelear. Le gusta ayudar a los demás, no confrontarlos, y su papel le permite hacer precisamente eso mientras contribuye a un mundo más seguro.